Ante la insistente repetición por parte del Gobierno nacional al afirmar que los sectores de oposición y el sector privado no quieren dialogar, desde la Cámara de la Construcción del estado Bolívar volvemos a pronunciarnos para expresar públicamente nuestro compromiso con el estado y la nación, convencidos de que aún queda espacio para resolver, conjuntamente, los problemas que afectan al país.
Estamos totalmente de acuerdo con que la vía electoral es la más idónea cuando los intereses de los ciudadanos se pierden en medio de diatribas e indecisiones de las autoridades, más no acompañamos la que se nos aproxima: el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente. Principalmente, por ser, en vez de un espacio jurídico y democrático para que los venezolanos cambien el rumbo de su futuro, una amenaza para quieres queremos construirlo.
Cambiar la Constitución nacional no es ahora una necesidad, mucho menos la prioridad; insistimos por este lado que la cohesión de los sectores público y privado, aunado a la reactivación de la producción y a la garantía jurídica, puede abrir espacio al sosiego y a la tranquilidad de quienes habitamos, todavía, Venezuela.
No es la Constituyente la que traerá paz, seguridad, alimentos ni medicinas, es la reflexión sobre la realidad que vivimos y lo que padecemos. La solución no está en redactar nuevamente las leyes y mover de un lado a otro a quienes están en el poder, sino en recapacitar y abrir los ojos, porque no solo la delincuencia se está llevando a nuestros compatriotas, también el hambre y la falta de medicamentos.
El 85% de los venezolanos ha rechazado esta propuesta gubernamental que, a toda marcha, quieren llevar a término bajo a amenazas y retos nocivos. ¿Dónde quedaron los resultados de las últimas elecciones? ¿Adónde fueron a parar los votos de quienes eligieron la Asamblea Nacional? El descontento y la incredulidad persisten porque no hay seguridad de nada. Por eso, para empezar, exigimos el respeto a la Constitución nacional y a la voluntad de los venezolanos expresada en los recientes comicios.
¿Cómo creer en el llamado gubernamental que vocifera del “perfeccionamiento del sistema económico nacional hacia la Venezuela potencia” cuando ha continuado la expropiación de la propiedad privada? Las estadísticas cada día se elevan cuando los empresarios deciden cerrar e irse del país a empezar desde cero porque en su propio terreno no ven aires de progreso. ¿Qué nos va quedando? ¿Quién construye, entonces?
Nuestro mensaje no solo va para nuestros agremiados, sino para los grandes, medianos y pequeños empresarios, emprendedores, profesionales y para todo aquel que crea en Venezuela: debemos seguir la lucha, ser persistentes y amar a nuestro país. Si hoy no lo defendemos, mañana lo habremos perdido.