El 3 de octubre de 2010 el ex presidente Hugo Chávez ordenó la nacionalización de las 200.000 hectáreas de la Compañía Inglesa, una empresa ganadera radicada en los predios del estado Guárico, especializada en la producción comercial de carne de ganado vacuno y búfalo.
“Quiero que le demos cierre a la nacionalización de las tierras de la llamada Compañía Inglesa. Todas esas tierras vengan a mí que tengo flor. Se nacionalizan ya”, expresó Chávez en el programa dominical “Aló, Presidente”.
Esa situación se repitió no solo en el sector ganadero, sino en las demás áreas y rubros de la agroindustria en Venezuela. Era la profundización de un proceso de expropiaciones que tuvo su inicio dos años antes, en 2008.
En diciembre de 2010, Fedeagro alertó, en sus balances de cosecha, sobre la caída de la producción en los principales rubros del agro en Venezuela ese año.
Exactamente ocho años después de los anuncios de expropiaciones y nacionalizaciones, el más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) alertaba de la caída de un 10% en la producción de cereales en Venezuela.
El vicepresidente de la Confederación Nacional de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), Celso Fantinel, detalla que la crisis del sector agroindustrial venezolano es mucho más compleja de lo que parece.
A la caída dramática de la producción por falta de insumo, el rezago en la adaptación de maquinaria, el pago de deudas a proveedores y la distribución discrecional de recursos por parte del Ejecutivo, se suma el incremento de bandas criminales que operan con impunidad en la zona central del país y que afecta cultivos, cosechas y la poca producción en general.
“La producción está impactada, primero, por falta de maquinaria; el agro necesita mucha maquinaria, demanda equipos, porque trabajas a la intemperie. Luego está la situación de las semillas y de los agroquímicos, y luego tenemos un punto sumamente importante que es la rentabilidad. Si el productor no tiene rentabilidad, puede que aguante uno o dos años, pero ya al tercer año tiene que abandonar y eso es lo que pasa en el campo venezolano actual. Esto no es un problema de distribución como quieren hacerlo ver los generales o Padrino López, es un problema de producción. ellos han visitado empresas en distintas zonas del país y han visto que están vacías”, explica Fantinel.
campo
¿Cuál es el estatus actual de la deuda del sector agrícola con los proveedores?
En el sector agrícola vegetal es la menor. En semillas de maíz tenemos un reconocimiento del de 50% de la deuda, porque el otro 50% fue adelantado con un anticipo. La deuda vieja no pasaba de unos 16 millones de dólares. En el sector animal la deuda es micho mayor, de aproximadamente unos 265 millones dólares, algo que es muy complejo para como está la situación actual del país. Es preocupante porque esas empresas eran las encargadas de traernos medicinas, biológicos, antibióticos, de manera que la ganadería es uno de los sectores más impactado por la crisis.
¿Cuántas hectáreas productivas hay actualmente en Venezuela?
Hay aproximadamente más de 2 millones de hectáreas. El cultivo que se destaca, históricamente, es el maíz. Luego está el arroz, el café, la caña de azúcar, sorgo y otros cultivos como el ajonjolí. Pero actualmente llegamos a unos 2 millones y medio de hectáreas. Venezuela tiene un potencial de aproximadamente 9 millones de hectáreas para el sector vegetal que pudiéramos utilizar en un lapso no mayor de 10 años. Pero la producción nacional y el abastecimiento no vamos a lograrla en dos ciclos de norte a verano y uno invernal, como establece el gobierno. El plan que presentó el ministro Castro Soteldo es inviable, porque quieren sembrar millón y medio de hectáreas de soya cuando actualmente se siembran unas 10 mil hectáreas. En el mejor año llegamos a unas 78 mil; plantean 580 mil hectáreas de arroz y apneas llegamos a unas 120 mil; de caña de azúcar son otras 200 mil, de manera que es inviable. Despedazaron todo el valle de Aragua, todo el Tucutunemo, todo el sector del lago de Valencia. Así es muy difícil que puedan llevar adelante un plan.
Ahora, Fedeagro sí planteó un plan serio y factible, en el que hay una serie de rubros en donde hay ajonjolí, girasol, soya, sorgo, caraota y frijol, también melón y patilla, que son muy comunes para los productores del occidente del país, es lo que llaman en esa zona el norte verano de occidente. Están habituados a estos cultivos. Es un plan en que hay verduras, hortalizas y frutas, y que está concebido como un plan factible con muchos beneficios para la dieta del venezolano. La agricultura no puede esperar por la burocracia del Ejecutivo.
¿Qué necesitan puntualmente para ese plan?
Que el Ejecutivo nacional y el Ministerio nos provea de semillas y de agroquímicos suficientes para llevarlo a cabo. Estamos en fechas límites; ya Portuguesa inició cosechas de maíz blanco y amarillo y esas hectáreas se van a desocupar para el norte verano. La agricultura es del día a día.
¿Cuánto tiempo implicaría un plan como el que Fedeagro propone?
Para llegar a un abastecimiento en todos estos rubros hicimos un plan mayor a 10 años. Diferente y de mayor envergadura pero que es realizable, siempre y cuando se den todas las variables como traer tractores, equipos, sembradoras, agroinsumos, y garantizar la seguridad y la rentabilidad al productor. Si hasta hace cinco años nos autoabastecíamos de maíz blanco, de arroz, en caña de azúcar abastecíamos 66%, y ahora caímos hasta abastecer un 35%. La capacidad de campo la tenemos.
Producción de cereales en Venezuela
¿Cuántos cultivos han sido afectados por la situación actual? No solo por la situación con proveedores, sino por la dinámica del propio gobierno que distribuye de manera centralizada con Agropatria.
Todos los cultivos están afectados, todos. En hortalizas apenas cubrimos este ciclo de invierno en solo 40%; en maíz apenas llegamos a 68% de siembra; en arroz, uno de los mas afectados, no superamos 50% de la siembra; en caña de azúcar se nos quedó un millón de toneladas en el campo, esa caña nunca va a dar el rendimiento de una nueva siembra o una siembra planificada. En café, que cosechábamos en los últimos años hasta 2014 unos 900 mil quintales, bajamos a 430 mil quintales. La caída está en todos los rubros, incluso en la ganadería.
Si se compara el desempeño de las tierras que pasaron al control del Estado frente a las que se mantienen de manera particular, ¿cuál sería el balance?
La mayoría de las fincas expropiadas a partir de 2008 era del sector ganadero. En donde sí sabemos que afectó la producción vegetal fue en Yaracuy, en donde desalojaron a más de 200 españoles -información precisada por la embajada de España que aun mantienen esos litigios- esa ha sido la región en donde hubo un impacto mayor; de hecho, en Yaracuy se sembraban 45 mil hectáreas de maíz y ahora se logra sembrar apenas unas 20 mil hectáreas. En cuanto a las ganaderas, sobre todo en Barinas y Guárico, están completamente desvalijadas, solas, por un asunto también -ahora- de inseguridad. La realidad es que las pocas que producen lo hacen a un costo altísimo. En manos de los antiguos dueños indudablemente eran más productivas. La Compañía Inglesa, por ejemplo, tenía una plantilla de 100 mil animales, tenían aproximadamente 10 mil toros a matadero todos los meses, hay que ver lo que era eso, una cifra importantísima para la producción nacional y eso se acabó con las expropiaciones.
Fedeagro ha reiterado que la actividad agroindutrial en Venezuela no es rentable, ¿cómo afecta la situación actual de los precios y las regulaciones a los productores y al sector en general?
Todos los rubros han sido afectados por las regulaciones, que afectan al productor primario, porque las agroindustrias ya no cancelan bonos de producción, antes cancelaban bonos de transporte. El gobierno siempre ha escamoteado nuestros costos. En los últimos cinco años hemos tenido menos 150% de ingresos, y con la inflación galopante se nos fue de las manos la producción. El año que viene para un productor sembrar maíz, caña o café será muy difícil, porque estarán gravemente afectados por los ingresos. El rubro de productores mas humilde en el país es el café y es el que ha sido más afectado, de manera que no entendemos a qué nos quiere llevar este modelo político. Nuestros costos de producción triplican los precios en Gaceta, sobre todo en maíz y arroz. Con esos precios es muy difícil producir.
El Ejecutivo implementa la Gran Misión Abastecimiento Soberano y plantea en el Plan de Siembra Comunal una cosecha de más de 269 mil toneladas de alimentos primarios, ¿cuál es el balance respecto a los planes que el Ejecutivo ya ha puesto en marcha y de los que incluso ya ha repartido financiamiento?
El balance de invierno lo resumimos en lo que teníamos pensado sembrar de maíz blanco y amarillo, que eran 650 mil hectáreas y apenas logramos sembrar 450 mil hectáreas. Esa es la realidad. Vamos a tener maíz blanco para cuatro meses de consumo. Este año debíamos haber sembrado unas 900 mil hectáreas, pero por falta de semillas, de agroquímico, de repuestos y maquinarias no se pudo hacer. Los programas públicos tienen una deficiencia enorme. Año tras año caen los programas privados de producción de las asociaciones que hacen vida en Fedeagro; este año caímos 6%, porque si no entregan al productor las semillas y los químico a tiempo, es muy difícil producir.
Millón y medio de tonelada de caña de azúcar se quedó en el campo porque no hay la maquinaria, no hay repuestos, y las centrales del gobierno no tienen cómo procesarla, no funcionan. Los militares han conseguido una industria prácticamente sin inventario. Es una situación crítica.
Vista la situación actual del campo, el Ejecutivo ahora se enfoca en lo que han denominado la producción en entornos urbanos, ¿qué tan viable es esa propuestas?
Eso es como las 100 mil hectáreas de hortalizas, en la siembra urbana estaríamos hablando de 1.000 hectáreas solamente, como máximo. Esa es la comparación que puedo hacer. Eso no va a quitarle el hambre al país y no representa ningún tipo de impacto en la producción. Eso lo hacen con otros fine: políticos, comunicacionales; quizá de enseñanza de la agricultura en zonas urbanas.
Foto; Ysamira Salarzar
¿Qué implicaría un plan de reestructuración de la producción agroindustrial con un proceso de transición política?
Hay que volver productivas las tierras. La ley de Tierras debe modificarse y que se le otorguen los estatus a las tierras según sus condiciones y propósitos: extensivas e intensivas. Hay formas de incentivar la producción nacional. Otro punto es el regreso de muchos productores que seguro querrán recuperar sus tierras, sus predios, que fueron expropiados y nunca fueron cancelados, pero para eso es necesario una modificación de la Ley. El no permitir la tercerización es otro punto fundamental, porque la Ley no la permite y eso afectó la producción nacional debido a que muchas tierras se quedan sin cultivar. Los resultados, con un plan factible, pueden ser visibles en un lapso de 10 años.
¿Improvisa el Ejecutivo en materia agroindustrial?
Los programas públicos fracasaron este año porque dieron insumos tardes a los productores o, incluso, no los dieron. Muchas veces nos niegan los insumos y los agroquímicos necesarios para la siembra. Cada año que Fedeagro presenta su plan de siembra, el gobierno presenta el suyo y nosotros que tenemos la mayor capacidad de producción quedamos por fuera. No se puede repartir insumos de esa manera, porque eso genera falta de siembra y falta de producción y el campo se queda sin cultivar; es una cadena de eventos desafortunados que afecta todo los sectores y eso sucede a diario.
¿Qué efecto genera en el sector agroindustrial las medidas económicas recientes como el incremento de sueldo?
Cuando tienes una agroindustria disminuida como la venezolana, con áreas de producción que están totalmente cerradas, es muy difícil mantener la rentabilidad, por eso exigimos que el Ejecutivo analice la situación. A pesar de que hemos cumplido con los aumentos establecidos en la ley estamos en un limbo en el que todos los bienes y servicios aumentan. Por eso es tan importante una evaluación de los precios en todos los rubros, porque acumulamos un rezago que perjudica a todos los productores. Un tractor cuesta 21 mil por ciento más de lo que costaba en 2014. Son incrementos alarmantes.
Fuente: Analítica