Las ventas reportadas durante el mes de marzo de este año, por las siete ensambladoras de automóviles privadas que operan en el país, totalizaron solo 293 unidades, para sumar un acumulado de 665 unidades en los primeros tres meses de este año, de acuerdo con las cifras dadas a conocer por la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez).
De acuerdo con la información procesada por el portal especializado, La Guía del Motor, éste es el peor trimestre en la historia de la industria automotriz venezolana, un 28,4 % más bajo que las 929 unidades que se vendieron en el primer trimestre del 2016, cuando el mercado registró una caída del 84 % sobre las colocaciones enero-marzo/2015.
Se recuerda que el mercado automotor venezolano, ha sido liquidado por la política del Gobierno, que ha mantenido por años el cierre de las fronteras, no ha honrado sus compromisos en divisas con la industria, no permite el ingreso de material productivo y estimula una actitud beligerante del sector sindical.
Venezuela tiene un parque industrial ensamblador privado, con una capacidad instalada por sobre las 250.000 unidades. Hasta hace pocos años Venezuela era el tercer mercado más importante de Suramérica y el cuarto en América Latina. Hoy se encuentra relegado por más de 12 países del continente.
Según el informe de la Cámara Automotriz de Venezuela, en enero se vendieron 157 unidades, 215 en febrero y 293 en marco, para totalizar 665 en el primer cuarto del año. Las cifras del 2016, que ya era considerado el peor año, fueron, respectivamente, 387, 325 y 217 unidades, para sumar 929.
También Cavenez aporta otra información muy significativa: la venta anualizada (abril/2016-marzo/2017) es de solo 2.744 unidades, lo que representa una caída del 97,73%.
Declive de la industria
Al revisar el pasado reciente, se recuerda que varias de las ensambladoras privadas ya han entrado al segundo año y transitan hacia el tercero sin producción, con las importaciones cerradas y con su personal (miles de trabajadores) en sus casas, con una fuerte carga laboral representada por uno de los mejores contratos colectivos que se habían firmado en Venezuela.
Con plantas paralizadas – hoy todas están sin producir – no hay inventarios para las vitrinas. Sin inventarios no hay facturación. Ni de las ensambladoras y ni de sus suplidores de autopartes. Sin facturación todos pierden, porque hasta el fisco se queda sin los impuestos y los municipios sin lo suyo.
La pregunta obligada es ¿hasta cuándo van a resistir las ensambladoras privadas y con ellas el parque industrial autopartista, que llegó a tener un centenar de empresas asociadas a los más importantes líderes tecnológicos mundiales?.
Ciudades como Valencia, La Victoria, Las Tejerías, Barcelona y Cumaná tienen sus ingresos municipales seriamente resentidos desde que el Gobierno, para favorecer a unos pocos que se benefician con las importaciones chinas de vehículos, que bien pueden producirse en mayor cantidad y más calidad en las plantas hoy paralizadas.
Pero a la vez, la severa reducción del ensamblaje de vehículos CKD, la ausencia de incorporación de autopartes nacionales en las empresas mixtas ensambladoras de vehículos SKD, la continua falta de nateria primas nacionales e importadas, y la significativa caída del mercado por la pérdida del poder adquisitivo de la población y los aumentos de costos, son los mayores problemas que ha enfrentado, como consecuencia, la industria nacional de autopartes y repuestos que también vive en la actualidad, uno de los peores momentos de su historia.
Fuente: El Impulso