Carta Abierta dirigida a las Autoridades Regionales y a la Opinión Pública del Zulia
Tal y como lo advirtió nuestra institución y demás gremios empresariales regionales de manera pública y reiterada, la crisis eléctrica que afecta al Zulia actualmente, tiene su origen en las políticas públicas diseñadas y aplicadas por el Gobierno Nacional. La falta de inversión en los equipos de generación y en el mantenimiento de las líneas de transmisión y distribución, sumado al proceso centralizador que dio origen a Corpoelec, terminaron por colapsar el servicio.
El suministro eléctrico residencial e industrial, urbano y rural, presenta fallas a diario, el cual constituye un verdadero problema para el ciudadano común, que no puede llevar a cabo las tareas más básicas.
Los cortes eléctricos se han incrementado en las áreas residenciales (en los barrios son más frecuentes y de más larga duración), y son de día como de noche. Si se está aplicando un racionamiento fuerte en el día, con impacto directo sobre industrias, comercios, servicios y áreas agrícolas y pecuarias, no se explica el porqué de los fuertes racionamientos nocturnos.
El ciudadano común sufre de los efectos de la interrupción y ausencia del servicio eléctrico desde distintas perspectivas. La población duerme mal con consecuencias directas sobre su actividad familiar; niños y jóvenes sufren en sus estudios. Lo mismo sucede con maestros, profesores y personal de las instituciones educativas. En casas y edificios, se dañan los implementos eléctricos, bombas y ascensores. En hospitales y clínicas fallan los equipos de salud. Los ciudadanos se ven afectados tanto emocional como económicamente, ya que el costo de las reparaciones supera con creces el de sus ingresos.
El alumbrado público es casi inexistente y en detrimento de la seguridad en general. Los servicios básicos como agua, gas, transporte y comunicaciones, entre otros, fallan al no contar con el servicio eléctrico regular y por el hurto y robo de materiales. Los semáforos no funcionan. Son evidentes las colas para surtirse de gasolina, las cuales mantienen durante horas a los conductores, con consecuencias sobre su trabajo regular.
En el campo, la actividad agropecuaria también sufre las consecuencias al no tener electricidad, ya que se paraliza el riego de cultivos y los tanques de enfriamiento no funcionan. Todo esto se traduce en una disminución de la producción y un aumento de costos, con consecuencias directas sobre el consumidor.
Industrias fundamentales como la explotación petrolera y petroquímica, ven paralizadas sus operaciones diarias regulares por fallas en el servicio eléctrico.
Urge solucionar esta situación lo antes posible. De allí que debemos reunirnos todos, Gobierno Nacional, regional y municipal, Corpoelec, universidades, gremios empresariales y colegios profesionales, para juntos identificar los problemas en profundidad y así establecer las acciones necesarias, el tiempo de ejecución y los resultados esperados para cumplir sus objetivos. Hay que analizar la realidad del problema y conseguir soluciones. Es necesario que los gobernantes escuchen. Las instituciones y la sociedad civil tienen el derecho a estar informados. Asimismo, pueden aportar ideas y auditar la ejecución de los planes de trabajo.
Cámara de Comercio de Maracaibo
Junio de 2018