El actual colapso del Sistema Eléctrico Nacional, que padecemos todos los venezolanos, es una evidente consecuencia de la ineptitud y negligencia, con la que el gobierno en el poder ha desestimado las voces de profesionales y gremios expertos, quienes desde hace varios años han venido advirtiendo de las lamentables consecuencias que tendríamos por la aplicación de políticas públicas erradas en materia de concentración de las responsabilidades en un solo ente público, la intervención y desaparición de la participación de empresas privadas especializadas, de la falta de inversión, el manejo inadecuado y hasta empírico de los sistemas de generación y transmisión del fluido eléctrico. Está sumatoria de graves errores ha conducido a la precariedad e inestabilidad de este servicio fundamental para el sostenimiento de la vida cotidiana de la población y para el desarrollo normal de las actividades económicas del país, con graves y lamentables consecuencias en el presente y futuro inmediato de nuestra nación.
Otro hecho que llama poderosamente la atención es la no declaratoria de la emergencia nacional y la inadecuada atención y asistencia en la prevención y protección civil de la ciudadanía en general, particularmente los sectores más vulnerables. La misma ha sido escasa por no decir inexistente , en materia de suplir sistemas alternos de generación de energía, suministro de agua y protección a centros médico – asistenciales, ancianatos, centros de distribución de alimentos, aeropuertos, barrios y urbanizaciones, etc. Todo lo cual ha traído como consecuencia, la lamentable pérdida de vidas humanas y la amenaza de otra grave crisis de salud por la no distribución y suministro de agua potable con el consiguiente caos en los demás servicios conexos.
El empresariado turístico venezolano, al igual que el resto de los sectores productivos del país, a lo largo de estas dos últimas décadas ha demostrado su resiliencia y su capacidad de adecuarse a las negativas situaciones que nos ha tocado confrontar como nación, con el propósito de sobrevivir en estas situaciones extremas, que han echado por la borda años de esfuerzo y producción en una cada vez más alicaída economía nacional. Imposible bajo esas condiciones prestar de manera eficiente los servicios turísticos que demande y requiere la nación. Este nuevo drama, nos convoca a seguir dando nuestro mejor esfuerzo, para superar con éxito tan nefastas circunstancias y poder constituirnos en una alternativa real para el desarrollo y bienestar de nuestra Venezuela. Por tales motivos, CONSETURISMO une su voz a las de todo el pueblo venezolano que clama por la resolución favorable de esta compleja problemática nacional que atenta contra el futuro promisorio que nos merecemos y por la cual nos encontramos luchando como nación.