80° Asamblea Anual de Fedecámaras
Adán Celis Michelena
Presidente de Fedecámaras (2023-2025)
18 de octubre de 2024
Orgullo.
Esa es la sensación que me embarga en este momento. El estar aquí, junto a ustedes, que representan la valentía, la dignidad y la gallardía del empresariado venezolano, me llena de orgullo.
Hombres y mujeres que, viniendo desde diversos puntos de nuestra geografía y de países amigos, nos recuerdan que en esta tierra hay oportunidades para todos. Desde el agricultor más modesto, ese que solo tiene unas maticas de maíz hasta el empresario más grande, hacen posible que sigamos aquí, abonando el terreno para el desarrollo de una Venezuela que sigue, no obstante los obstáculos, firme de cara al porvenir.
Son 80 años en los cuales Fedecámaras ha estado presente. Cada año nos reinventamos, aunque seguimos estando del lado de ese país optimista, emprendedor, solidario. De ese país de sueños que se construyen y se hacen realidad, a punta de dedicación, ganas y amor.
Y es que esa constancia nos anima diariamente. Nos motivan el compromiso, la pasión con la cual enfrentamos diariamente cada jornada. También, nos motivan los emprendedores que hemos visto florecer en cada localidad que hemos transitado, a lo largo de nuestro recorrido por los pueblos venezolanos.
Y en cada ciudad, en cada caserío, en cada rincón que visitamos, nos enfrentamos con una realidad que nos llena de esperanza, donde el denominador común es observar cómo, sin importar las inmensas dificultades con las cuales se enfrentan, nuestros empresarios siguen adelante. ¿Y saben por qué? Porque están convencidos que no hay tierra como esta, ni gente tan trabajadora y solidaria como los que aquí vivimos.
Y nos crecemos ante las dificultades. Y es entonces cuando ocurre el milagro: las ganas de hacer que esta tierra florezca son el combustible necesario para seguir adelante. El cansancio físico no es inconveniente, cuando se tiene el deseo de transformar las ilusiones en proyectos tangibles.
Y seguimos tierra adentro. En esa Venezuela profunda donde todos hemos tenido la necesidad de reinventarnos y adaptarnos a las circunstancias, en aras de seguir protegiendo los millones de puestos de trabajo, además de continuar siendo la esperanza de esos venezolanos que ven en la empresa privada su principal sustento, la alternativa para poder lograr sus metas y cumplir sus sueños.
Durante estas ocho décadas de trabajo continuo, nuestro mayor anhelo ha sido el de ayudar a transformar el país de manera positiva, sobre todo desde los aspectos económico y social. Influir para que se hagan los cambios y se tomen las iniciativas necesarias que permitan que nos posicionemos como ejemplo para el mundo.
Hacer que Venezuela sea punto de referencia obligada cuando, en un futuro muy cercano, se discuta cómo logró una nación recuperarse y salir adelante en un escenario tan complejo y coyuntural como el que vivimos ahora… ¿Y saben qué se dirá? que los venezolanos trabajamos unidos, en equipo, como nuestra Vinotinto, para alcanzar el éxito.
Nuestra gente tiene la cultura de ser empresario arraigada en su ADN. Desde mucho antes que este país avanzara de la economía rural para transformarse en un país petrolero, ya la empresa privada estaba allí.
Ofreciendo su total respaldo y apoyo para hacer posible que Venezuela transitase hacia la ruta del progreso, lo cual no significó un abandono de los campos. Por el contrario. Fue el inicio de una nueva etapa que traería consigo mayor bienestar y la generación de miles de empleos dignos, ofreciendo mejoras en la calidad de vida de la población.
Aquí, me detengo un momento para citar palabras de mi padre, Adán Celis González, quien estuvo hace 40 años en este mismo podio desde el cual les hablo:
“Los empresarios son aquellos que tienen riquezas, pero las tienen invertidas en empresas que están constantemente generando más riquezas, creando empleos, movilizando los recursos del país, contribuyendo a su prosperidad… La economía política y la experiencia enseñan que un país con empresarios pequeños, medianos y grandes, debidamente motivados, va en camino hacia el desarrollo”.
Y es allí es donde reside el mayor valor de un empresario. En su capacidad económica para crear empleos dignos y productivos y apoyar a la gente que le acompaña en cada uno de sus proyectos. En su fortaleza ética y moral para seguir cumpliendo con las leyes, en un marco de respeto a los principios y valores.
En su responsabilidad con el país, con la comunidad, bien sea liderando o apoyando iniciativas tendentes a contribuir con el balance social. En su ímpetu para seguir adelante, sembrando esperanzas, cultivando sueños. ESE es el verdadero empresario.
Venezuela es un país con muchas riquezas naturales. Pero sin duda alguna, la mayor riqueza la constituye cada venezolano que, con su esfuerzo creador y su capacidad para reinventarse, sigue trabajando por y para este país. Lidiando contra la adversidad para convertirla en fortaleza y de esta manera alcanzar las metas.
Cada uno de los empresarios, por pequeño que sea, tiene su medalla al mérito: por seguir creyendo en Venezuela, por ser fuente inagotable de inspiración para sus colaboradores, por ofrecer oportunidades en una tierra en la que muchos compatriotas ven en la empresa privada, su ventana a la libertad.
Por ser hombres y mujeres de bien, fieles creyentes en valores tan necesarios e imprescindibles como la democracia, la libertad y el libre emprendimiento.
Es entonces labor de los gobiernos locales y regionales, así como del Ejecutivo, el crear las condiciones mínimas necesarias para que la actividad privada se fortalezca y se inserte por todo el país. Tenemos que volver a ser propulsores de esa condición de hacer milagros, que se llama CONFIANZA.
Urge, como ya lo hemos repetido en varias oportunidades, la generación de un clima idóneo para que capitales, tanto nacionales como foráneos, se animen a invertir sus recursos, bien sea, creando nuevas empresas o invirtiendo en las que ya existen.
Urge también recuperar las relaciones con otros países, sobre todo aquellas relaciones de tipo comercial, así como la conectividad aérea. Es necesario volver a reinsertarnos con el mundo.
El esfuerzo conjunto hará posible que exista la convicción, sobre todo entre los jóvenes, de que vale la pena quedarse. Que el Darién no es el camino. Que el progreso puede ser posible aquí. Pero para ello tenemos que trabajar en equipo los sectores público y privado. ¡Unirnos en una cruzada para la recuperación de la confianza y así demostrar que aquí… todo lo bueno sucede. ¡Pongamos juntos un tapón al TAPÓN del Darién!
Repensando al país
Cada año, los empresarios agrupados en Fedecámaras, presentamos al país una serie de propuestas, como resultado de múltiples discusiones con las bases, en la búsqueda de alternativas que permitan avanzar en un modelo diferente de desarrollo, cónsono con la realidad económica mundial.
Un modelo, que permita que nuestro país vuelva a insertarse en la senda del crecimiento y desarrollo, logrando bienestar para todos. Pero para lograr ese propósito, tenemos que deslastrarnos de ambigüedades, de prejuicios e ideologías, y seguir avanzando en espacios de encuentro, con diálogo sincero e incluyente, como ocurre en todo proceso democrático, tal y como se ha expuesto en los diversos documentos que hemos presentado al país a lo largo de nuestra historia institucional.
En esta oportunidad, queremos ofrecer el documento 80 años de Liderazgo Empresarial promoviendo y defendiendo la libre iniciativa privada, o como lo llama nuestro amigo Max, presidente de Fedecámaras Táchira “la carta de San Cristóbal”, en el cual presentamos nuestra propuesta al país.
Este documento recoge en esencia algunos de los planteamientos que se han presentado en años anteriores, tomando en cuenta los escenarios, tanto económicos, como políticos y sociales por los cuales ha transitado el país, así como los aspectos clave del actual contexto nacional para el desarrollo de negocios.
Seguidamente se ofrece el diagnóstico revelado por nuestra Encuesta Cualitativa de Coyuntura Empresarial, acerca de cuáles son los principales factores que limitan la operatividad y el óptimo desempeño de las empresas.
Posteriormente, se realizan una serie de propuestas para impulsar y desarrollar el aparato productivo venezolano. En el contenido de este documento, se resume también la línea de tiempo que narra los principales hitos de los primeros 80 años de vida de esta Federación.
Sin duda alguna, es un trabajo valioso, con un gran contenido, en el cual se ha puesto de manifiesto el espíritu de superación y liderazgo de los gremios empresariales venezolanos.
Este año transcurrido, así como los 79 anteriores, se ha caracterizado por la buena disposición y voluntad de cambio de nuestros expresidentes de Fedecámaras y líderes empresariales. Cada uno de ellos, en los distintos momentos y situaciones por las cuales atravesaron, fueron dejando un valioso legado que hoy se traduce en unión, espíritu combativo y defensa a ultranza de la propiedad privada.
Este grupo de propuestas, recoge de manera resumida, algunos lineamientos para el diseño y ejecución de políticas públicas tendentes a optimizar el desempeño de nuestras empresas, para que las mismas mejoren su productividad, generen empleos y contribuyan con el fisco nacional, para que el Ejecutivo utilice esos recursos para la mejora de la calidad de vida de los habitantes de este país.
Al respecto, el documento centra su accionar en cuatro ejes trasversales, a partir de los cuales deben comenzarse a ejecutar acciones para potenciar las condiciones en las que operan las empresas nacionales.
En tal sentido, deben ser aplicadas políticas tendentes a lograr la estabilidad macroeconómica en el corto y mediano plazo. Nuestro país no está en condiciones de seguir esperando.
En cuanto a política monetaria, se requiere acometer medidas que resuelvan el flagelo de la inflación, así como incrementar los niveles de intermediación del sector bancario e impulsar el mercado de valores.
De igual manera también solicitamos reformas en el marco institucional, en las cuales se replantee el tamaño del Estado, considerando el avance del gobierno digital y mejorar la burocracia administrativa.
En ese renglón es preciso proceder a implementar las llamadas Alianzas Público – Privadas, las cuales han demostrado a escala global, que son esquemas de cooperación favorables a los países. Es imperativo rescatar el sistema de información estadística del país. Las cifras oficiales, son la brújula que guían, en gran parte, el futuro de cualquier iniciativa, pública o privada. Un país sin data, es un país sin rumbo.
Asimismo, se recomiendan una serie de reformas al marco regulatorio, para garantizar la seguridad jurídica, respeto a los derechos de propiedad y a las libertades económicas y a la libre competencia que permita el desarrollo de las actividades económicas de acuerdo con la dinámica que estas tienen, y acorde con las normas internacionales que apliquen localmente.
Deben considerarse también estándares para atender el cambio climático, la transición energética, educación de calidad y demás aspectos previstos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En esta serie de propuestas, también se incorpora la gestión de los servicios públicos a través de esquemas de Alianza Público – Privada, permitiendo la participación del sector privado en su prestación, todo ello a través de un esquema coordinado y transparente con los distintos actores, a partir de la identificación de áreas prioritarias.
De hecho, ayer entregamos a la vicepresidente de la República, la propuesta elaborada por la Cámara Venezolana de la Construcción, para fortalecer el sistema eléctrico nacional, en una alianza público-privado.
También propusimos la discusión, en conjunto, de un novedoso modelo de remuneración, siguiendo estándares mundiales y adaptados a la realidad de nuestro país.
Los empresarios necesitamos un sistema de remuneración para nuestros colaboradores que nos dé certidumbre en los costos causados. El actual sistema no está en sintonía con la situación económica del país. Recuperar el ingreso de nuestra gente es prioridad para el empresariado.
Para que los trabajadores tengan futuro, es necesario asegurarles su presente.
Nuestro norte es el bienestar de todo un país. Nuestra contribución y principal responsabilidad social es la de mantener las puertas abiertas de cada uno de nuestros negocios. Es la de generar empleos dignos y estables para millones de venezolanos, para que estos puedan sacar adelante a sus familias y contribuir con este país grande, generoso.
Y aquí cito una frase de Don Eugenio Mendoza: todos los que tenemos fe y creemos en nuestra Venezuela, plena de oportunidades, debemos seguir construyéndola con trabajo constante y positivo.
En definitiva, hay que repensar a Venezuela. Hay que sentirla, trabajar por ella. Pero en EQUIPO. Porque a pesar de las diferencias ideológicas, de pensamiento, no me cabe la menor duda que todos queremos el bienestar del país.
Solo debemos ponernos de acuerdo. Dejar a un lado y por un momento los conflictos que nos separan y proyectar la Venezuela que queremos, la de la grandeza, y la de la tierra de la prosperidad.
Tenemos que transformarnos en líderes del cambio. Líderes del bienestar, de la innovación. Líderes del servicio social. Hacer un alto y ponernos a dibujar el país que queremos. Volver a soñar con el futuro.
El liderazgo no se decreta. Se gana, se ejerce de manera justa y responsable. Nosotros, los empresarios, somos líderes. Llevamos adelante a nuestros equipos de trabajo. Les mostramos el camino hacia la prosperidad, hacia el éxito.
Los empresarios somos impulsores del crecimiento económico, promovemos el espíritu emprendedor. ¿Cuántos de los que aquí nos acompañan hoy, que en la actualidad son grandes capitanes de empresa, no comenzaron desde un pequeño local, o desde su casa?
Ustedes son un ejemplo a seguir por todo un país. Porque no obstante los tiempos borrascosos y los cielos nublados, siguen desafiando todas las dificultades, porque la constancia y el arraigo, características que identifican a los empresarios venezolanos, se mantienen firmes y decididas. Nuestro nombre es empresarios y nuestro apellido es terquedad.
Hoy también es momento de agradecer: En primer lugar a Dios.
A quienes nos adversan porque nos hacen más fuertes. A quienes nos acompañan en el camino, porque solos no llegamos a parte alguna. A quienes contribuyen con su consejo y asesoría de manera voluntaria. A nuestros colaboradores, al Comité Gerencial y a todos los integrantes del directorio y de las comisiones asesoras.
También a nuestras cámaras afiliadas, así como a todas las empresas que hacen vida en las instituciones gremiales, particularmente a aquellas que nos han venido apoyando, incluso desde el anonimato.
A todos y a cada uno de esos líderes gremiales que están sembrados en esta tierra, y de los cuales, como indiqué al principio de estas palabras, me enorgullezco en representar. Ellos, me han enseñado el verdadero valor de la palabra, de la solidaridad, de la empatía, del compromiso y del amor por Venezuela.
Agradecer a mi familia, a mis hijos, a Gipsy, quienes han tenido la paciencia de comprender las ausencias y la falta de tiempo. A mis colaboradores de Molanca. Al grupo de patrocinantes que llamo “ángeles de Fedecámaras”.
Felicitamos a todo el equipo organizador de esta Asamblea. Ha sido impresionante el trabajo desplegado para hacer esto posible. Contra todo pronóstico lo lograron, superando las expectativas, haciendo posible lo que en un principio parecía imposible.
Reconocemos la labor de este grupo de hombres y mujeres que, liderados por el presidente Carlos Larrazábal, como cabeza del Comité Organizador, acompañado por Maximiliano Vásquez, presidente de Fedecámaras Táchira y su equipo, así como a todo el personal administrativo de nuestra Federación, que bajo la batuta de Richard Fortunato, se dieron a la tarea de organizar este evento.
Gracias por poner en alto el nombre de esta Federación. Y para ellos, pido un aplauso de pie.
Y no quiero concluir, sin citar estas palabras del Quijote Soñar lo imposible de soñar. Vencer al invicto rival. Sufrir el dolor insufrible. Morir por un noble ideal. Saber enmendar el error para amar con el más puro amor. Creer en un sueño imposible. Con fe una estrella alcanzar.
Seguimos avanzando, tendiendo puentes. Buscando la manera de representarles dignamente, de no defraudarlos. Haciendo todo lo que esté a nuestro alcance en la búsqueda de la paz, la libertad, el bienestar y la felicidad para todos los que, en nuestra querida Venezuela, trabajamos dignamente…
El éxito de la Vinotinto es haber depuesto egos e individualismos y pensar como equipo. Engranados como un solo hombre, bajo un mismo objetivo: TRIUNFAR.
Así debemos actuar todos los factores de la sociedad venezolana. Seamos todos Vinotinto. Seamos todos VENEZUELA!
Buenas noches y muchas gracias