Ante la situación de hiperinflación y deterioro económico que sufre el país, con mayor énfasis desde 2017; la severa caída de la producción nacional y del empleo formal; el deterioro de los salarios y la pérdida de capacidad adquisitiva de la población, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) quiere hacer del conocimiento público su posición:
1. Entendemos y compartimos la necesidad de que los ciudadanos tengan acceso a los bienes y servicios, desde los más básicos como alimentos, medicinas, ropa y calzado, vivienda, acceso al transporte (público y privado), educación y trabajo, así como productos de higiene personal y del hogar, repuestos para sus vehículos, aparatos electrodomésticos, teléfonos, equipamiento para el hogar, servicios de salud, seguridad personal e información oportuna, confiable y veraz.
Pero no es mediante la aplicación de medidas efectistas y populistas, como la arbitraria exigencia a supermercados, abastos, zapaterías, ventas de ropa, licorerías y otros expendios, obligando a rebajar los precios a niveles que no cubren los costos, que se va a superar la hiperinflación, ni la crisis socioeconómica que golpea fuertemente a la población. Esta acción, además, se ha extendido a establecimientos industriales. Por el contrario, tales acciones –que contribuyeron a provocar saqueos y destrucción de los establecimientos comerciales mencionados- solo contribuyen a profundizar el problema de fondo pues las empresas que han tenido que enfrentar la pérdida del inventario y de su capital de trabajo tendrán serias dificultades para reponer los productos en los anaqueles. Esto se traduce en más desabastecimiento, inflación y angustia entre las personas que buscan desesperadamente comida para mantenerse a sí mismos y a sus familias.
2. Las arbitrarias exigencias que también se están aplicando a las empresas industriales a través de fiscalizaciones, principalmente a las del sector alimentos, van a provocar una mayor caída de la ya deteriorada producción nacional. Actualmente en Venezuela solo se produce 10% de lo que se generaba hace 19 años. Si no hay producción, la escasez y los precios aumentan inevitablemente.
3. La economía venezolana está quebrada y la salud de una economía es responsabilidad del Estado. La falta de acceso de los ciudadanos a los bienes y servicios fundamentales tiene sus razones en:
a) Los desequilibrios monetarios que han destruido al Bolívar como moneda y toda sociedad necesita una moneda como mecanismo transaccional y de ahorro. Estos desequilibrios se producen cuando el gobierno nacional gasta más de lo que gana y crea una moneda que no tiene fundamento ni en los ingresos por exportaciones petroleras y/o no petroleras, ni en la actividad económica local. Esto genera un déficit fiscal que luego se intenta cubrir con emisión inorgánica de dinero y su consecuencia es diluir el valor, y el poder adquisitivo de nuestra moneda nacional: el bolívar. Sólo entre el 3 de noviembre y el 29 de diciembre de 2017, la creación de dinero sin respaldo (la base monetaria) creció 214% según cifras del Banco Central de Venezuela;
b) La falta de producción de bienes y servicios, debido al acoso e irrespeto a la propiedad privada mediante la imposición de controles excesivos e innecesarios; por la imposibilidad de acceso a las materias primas; expropiaciones, confiscaciones e intervenciones de las empresas; amenazas y castigos a los empresarios forzando la huida del capital nacional y extranjero; así como la destrucción de la cultura de la educación, del esfuerzo y del trabajo como mecanismos de acceso y superación. Esto a su vez acabó con la productividad, competitividad y la esencia misma de una sociedad basada en el trabajo. Si el gobierno no permite el aumento de los precios, basados en los costos reales; y de los salarios, para que la población tenga acceso a los bienes que necesita, el país se paralizará.
4. Con una moneda devaluada y sin producción y trabajo, es prácticamente imposible que los ciudadanos tengan poder adquisitivo ni acceso a bienes y servicios. Las amenazas, fiscalizaciones, penas, castigos, descalificaciones, enfrentamientos y atropellos, no han servido ni servirán para crear valor y producción capaz de satisfacer las necesidades de un país.
5. Conindustria dio a conocer en noviembre de 2017 un Plan de Políticas Públicas para la reconstrucción industrial y económica del país, donde destacan propuestas en áreas fundamentales como: equilibrio fiscal y desmontaje de controles; convenios internacionales y logística portuaria que propicie exportaciones no petroleras; administración de las empresas por los ciudadanos y no por el Estado; reconstrucción de la infraestructura de servicios de electricidad, agua, telecomunicaciones, vías de comunicación y vivienda; modificaciones a la legislación laboral y fiscal para estimular el trabajo y la inversión; impulso a la investigación, desarrollo científico e inserción de tecnología y conocimientos; capacitación y educación para desarrollo laboral, productividad y competitividad; consensos y respeto por los acuerdos de largo plazo para generar confianza y gobernabilidad en un clima de libertad.
6. Estamos convencidos de que esta propuesta de Conindustria, surgida del trabajo y análisis de un conjunto de expertos en las diversas materias, puede ser el punto de arranque para que Venezuela comience a salir de los escombros en que está sumida y permitirá construir una nueva sociedad basada en los valores del respeto a la propiedad, a la libertad y al pensamiento.
Venezuela necesita con urgencia recuperar su producción. Solo así podremos transitar la vía hacia la recuperación económica, del empleo y de la calidad de vida.
Caracas, 19 de enero de 2017