Desde hace meses, la capital y población más importante del municipio Piar ha visto cómo son cada vez más los comercios que cierran en la ciudad, como resultado de medidas como las alcabalas para el acceso a la ciudad y la escasez de combustible.
Magnolia Lanz, la presidenta de la Cámara de Comercio e Industrias del municipio Piar, contó que los proveedores y transportistas, en su mayoría, ya no quieren distribuir los productos hacia la región sur, debido a la cantidad de alcabalas o puntos de control que les generan pérdidas e incomodidades.
Según explica, los proveedores y transportistas deben enfrentarse a revisiones constantes en puntos de control muy cercanos unos de otros, en donde, en algunos casos, a pesar de tener la documentación en regla, se les exige a los conductores una cuota extraoficial para transitar.
“En esta zona se ha perdido el norte de los cuerpos de seguridad. Ellos deben velar por la paz y bienestar del pueblo, y estas irregularidades no logran dicho cometido”, lamentó.
Además, indicó que los comerciantes de la ciudad se han tenido que desplazar hasta el municipio Caroní para abastecerse de los productos que requieren los upatenses, ya que las distribuidoras habituales no están llegando a la ciudad.
A esto se le suma la escasez de combustible en la región, que se traduce en tiempo que los comerciantes invierten en surtir, ya sea gasolina o gasoil, y termina, en muchos casos, paralizando las ventas, generando pérdidas a los empresarios, y dejando a los upatenses con menos opciones para satisfacer sus necesidades de bienes y servicios.
Puntos de control
Para Austerio González, presidente de Fedecámaras Bolívar, el comercio en el estado se ha visto principalmente afectado en los trayectos Ciudad Bolívar – Caicara del Orinoco, y Ciudad Guayana – Santa Elena de Uairén, como consecuencia de los puntos de control de los cuerpos de seguridad y la escasez de gasolina, que dificultan el transporte de mercancía.
González se refirió a la última encuesta de Fedecámaras, en la cual se demuestra que, el 76% del sistema de transporte de carga que se mueve con gasoil en el país, no surte combustible por los métodos tradicionales, sino de forma excepcional.
En el caso del estado Bolívar, la cifra llega a más del 90%. “El hecho de que el transporte de carga se vea en la necesidad de surtir por métodos excepcionales, genera gastos adicionales que indudablemente empeora las condiciones de transporte”, dijo.
Según indicó, la mayor cantidad de mercancía de reposición de anaqueles en el estado Bolívar, viene del centro y del occidente del país. “Si tomamos a Valencia como ejemplo, se habla de aproximadamente 860 kilómetros de recorrido hasta Upata, que, además de significar un enorme gasto en combustible que debe ser conseguido en su mayoría de forma excepcional, se ve aunado a situaciones irregulares en las alcabalas”, explicó.
Los comerciantes del estado Bolívar reconocen en esta situación el motivo por el cual las empresas de transporte de carga han decidido no transportar mercancía a la entidad, o específicamente a los municipios del sur, dejando a comercios que dependen de sus proveedores del centro del país, sin opciones.
“Los comerciantes del sur, y de la vía a Caicara, han tenido que cerrar sus santamarías por esta circunstancia. El hecho de que Upata, que es una ciudad de acopio para el resto de municipios del sur, esté enfrentando esta realidad, deja entrever la grave situación del resto de municipios del sur”, lamentó el presidente de la institución.
Un esquema que no se cumple
González quiso destacar que la escasez de combustible, por el hecho de afectar a la movilización, termina también disminuyendo las horas de productividad de los comercios.
Desde una perspectiva semanal, en semana flexible, los comercios, aun perteneciendo al sector prioritario, ven cómo sus horas productivas se reducen un 50% por la poca movilidad. “Ya a las 12 del medio día las personas en nuestro estado se movilizan hacia su casa, por la escasez de combustible y las fallas del transporte público”.
Y si ve desde una perspectiva mensual, con el mecanismo 7+7, los comercios ven sus horas de productividad reducidas a un 25%.
“Es una situación que al sector productivo se le escapa de las manos. Se ha generado una paralización sistemática que obliga al sector formal a enfrentar grandes y graves desafíos para poder subsistir y continuar ofreciendo bienes y servicios a toda la población”, finalizó el gremialista.
Nota de prensa
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