La Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), condena el clima de violencia y anarquía que se vive en varios estados del país, especialmente en el estado Zulia por la magnitud de los saqueos y actos vandálicos a una gran cantidad de comercios y servicios indispensables para la población; situación de zozobra que se está expandiendo vertiginosamente hacia otras ciudades del interior.
Esta situación que padecemos los venezolanos se agravará al interrumpirse la cadena de comercialización de los productos, lo que se traducirá en críticos niveles de desabastecimiento que comprometen la seguridad alimentaria de la población, dificultando la recuperación de los inventarios una vez superados los efectos del colapso energético que afectó todo el país.
Alarma que, a pesar de la gravedad de la situación, las autoridades que hoy detentan las competencias del Poder Público, aún no hayan presentado al país un plan de seguridad que garantice el normal desenvolvimiento de las actividades productivas que permitan el suministro suficiente, oportuno de bienes y servicios vitales para la ciudadanía, así como el debido respeto y resguardo constitucional a la propiedad privada.
Hacemos un llamado a la sociedad a mantener la calma y la conducta cívica que caracteriza al pueblo venezolano y a encontrar, en conjunto, soluciones verdaderas y definitivas a la grave crisis que estamos viviendo.
Igualmente, exhortamos a la Fuerza Armada Nacional y autoridades policiales a cumplir las atribuciones que le son propias constitucionalmente y tomar, de manera urgente, las medidas de control del orden público que garantice la paz y la convivencia social que tanto necesitamos.
Fedecámaras condena todo acto de violencia que solo conlleva a profundizar los niveles de pobreza y destrucción de nuestra sociedad.
Fedecámaras reitera su compromiso de realizar sus máximos esfuerzos para mantener operativas las empresas en ella representadas, pero para lograrlo, es indispensable que existan condiciones mínimas de seguridad y gobernabilidad. Debemos, a toda costa, evitar que se siga destruyendo el tejido empresarial en un país que requiere generar la mayor cantidad de empleo y una recuperación inmediata de la productividad, para garantizar así, un crecimiento económico que en el futuro inmediato ofrezca el mayor bienestar posible para la población.