En las 75° Asamblea Anual de Fedecámaras, el padre Luis Ugalde, exrector de la UCAB, sostuvo que aunque muchos consideren que la sociedad enfrenta una crisis ética, que resultará mucho más difícil de recuperar que la crisis económica; no será complicado el rescate de los valores. Esto basado en que uno de los mejores ejemplos de que el cambio de actitud si se puede dar, es el gran número de venezolanos en el exterior que se han adaptado a nuevos entornos en los que sí cumplen con respetar los valores y la ética. Explica que tal como es el caso de los extranjeros que llegaron a nuestro país hace unos 70 años aproximadamente, la necesidad les obliga a desarrollar virtudes que no parecían tener en su tierra.
Un síndrome muy común que sufrimos los venezolanos en nuestra tierra, es el de premiar la mala conducta y castigar la buena. «Considero que actualmente (y también en el pasado) en Venezuela la mala conducta recibe más estímulos y premios que la buena, reclamada a gritos pero no premiada por la sociedad (…) nos hemos acostumbrado a no parar en la luz roja del semáforo, a agredir verbalmente al que lo hace«, afirmó el padre Ugalde.
A su juicio, no hacen falta años para recuperar la ética y los valores, sino decisión firme y sanciones coherentes. Esto será posible a la capacidad de adaptación y elasticidad que se ha demostrado en el exterior, donde la violación de las normas es castigada y se exige su cumplimiento, «lo contrario a una nación de cómplices”.
Sin duda una de las causas de esta deformación cultural ha sido la «cultura rentista», pues en condiciones normales, la sociedad y la economía determinan el modelo de estado, lo cual en Venezuela es a la inversa. «La industria petrolera recuperada y bien administrada seguirá teniendo importancia en Venezuela«, pero no será el poste que determine otros elementos sociales. Por eso es importante tener en cuenta que las oportunidades creativas son muy necesarias tanto en la producción económica como en la producción política y ciudadana, para el rescate del país y su gobernabilidad.
Un elemento a destacar es que bajo las fuertes características de la crisis que vivimos, se dan las condiciones para que el venezolano demuestre solidaridad y apoyo al prójimo. «En las empresas y fuera de ellas está brotando esta dimensión de considerar la necesidad del otro, tan fundamental para el reencuentro y la reconstrucción nacional«, indicó. Pues según el padre Ugalde, se ha padecido una prédica desde el poder; en la cual, los venezolanos no son ciudadanos en solidaridad sino dos sectores enfrentados, pues la causa de la pobreza de unos sería la existencia de otros en prosperidad.
Manifiesta que basta mirar la tragedia de nuestro país para entender que el mayor valor ético de la empresa es producir bienes y servicios de calidad, invertir y emplear exitosamente el talento humano de gerentes y trabajadores generando oportunidades para que 14 millones de hombres y mujeres tengan trabajo digno y bien remunerado, y los productos de la empresa satisfagan con calidad las necesidades de la sociedad; mientras que «otras iniciativas de solidaridad social y de filantropía son lógicas derivaciones complementarias«.
Con motivación explícitamente religiosa o sin ella, la ética que necesitamos es la que descubre que el bien de uno pasa por reconocer, afirmar y ayudar al otro. Nos-otros juntos necesitamos responder y, con la bendición de Dios, responderemos al inmenso reto de la reconstrucción de Venezuela.